El Lago del Amor
La bella y encantadora Brujas, la perla más diáfana y brillante de la corona belga. Quién no ha soñado con una ciudad donde enamorarse o ser enamorado, un bellísimo rincón en el que prometer un beso o dejar que la luz de un atardecer beba el secreto de unos amores furtivos. Brujas es el destino de los que queráis sorprender, de los que no sepáis como embellecer aún más el corazón de vuestro viaje. La belleza incomparable de Brujas no tiene nombre, sólo un sonido de campanas y un color, el de sus casas reflejadas en el espejo de los canales.
Mirad si Brujas es una ciudad propia para los enamorados que, a la entrada, hay un precioso parque y un lago hermosísimo. Es el conocido por los belgas como el Minnewater, el Lago del Amor. Es un lago canalizado. Desde el puente, construido en 1740, ya podéis disfrutar de una agradable panorámica de la ciudad. El mejor lugar para comenzar vuestra romántica estancia en la ciudad. Y es que, precisamente, la palabra Minne significa en neerlandés amor.