Jardin de las Tuilleríes

Uno de los máximos ejemplos de lo que es un jardín a la francesa, con el colorido y las estatuas habituales en un jardín de estas características es el Parque de las Tuilleríes, el más antiguo de la ciudad. Ir a París y no visitarlo es perderse uno de los rincones más verdes y elegantes de París.
A mediados del siglo XVI Catalina de Médicis ordenó crear el parque como parte de su palacio. Deseaba tener un parque esteticamente italiano con fuentes, laberintos, árboles frutales de todas clases, una pequeña granja y una caballeriza. Fué utilizado por la realeza para las celebraciones privadas hasta que a finales del siglo XVII dejó de ser privado cuando el rey de la época deidió abrirlo al público de la nobleza y la aristogracia. Al trasladarse la corte al Palacio de Versalles la fama del jardín decreció. Como consecuencia de la revolución francesa fue reconvertido a un estilo más neoclasico. Llenaron el jardín de esculturas expropiadas a la nobleza durante la revolución. Al construir el Arco del triunfo del Carrusel, por órden de Napoleón, los jardines quedaron unidos al Museo del Loubre recobrando su antigua belleza.
Recontruido de nuevo por André le Nôntre, depués de las dos últimas guerras y siguiendo el diseño original, se le incoporó una pasarela sulferino que lo une con el museo Orsay de Orange.
A parte de la gran belleza de los jardines, podeis visitar el museo de Orange, la Galería del Fuego de Palma y la Gran Noria del jardín muy cerca de la Concordia. Vale la pena ver la espetacular estampa de los jardines y de la ciudad.
Entre los meses de Julio y Agosto, se celebra en el jardín de las Tuilerias, la feria de verano con toda clase de atracciones donde se puede conocer otro aspecto de París.
La entrada es gratis.

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