La columna de Pompeyo
Situada en el marco único que le brinda el parque arqueológico de Alejandría, la Columna de Pompeyo ha llegado a nuestros días intacta físicamente pero cargada de un gran número de especulaciones y mitos que rodean su origen. Vinculada a los más ilustres personajes del pasado egipcio, es además un monumento de peculiar belleza y una visita de referencia durante un recorrido por Egipto.
La Columna de Pompeyo mide 30 metros de altura. Su imponente figura está hecha de granito rojo de Asuán. Su basamento se construyó con fragmentos que provienen de otros monumentos egipcios, más antiguos, y es por esto que en su estructura se pueden observar algunos restos de jeroglíficos entre los que se lee el nombre de Seti I y el de un faraón de la dinastía saíta.
En el año 48 a.C., Pompeyo fue asesinado por el hermano y esposo de Cleopatra, Ptolomeo XIII, quien llevó su cabeza ante César como símbolo de su victoria. Mucho más tarde, al llegar los cruzados a Alejandría y encontrarse con la columna, creyeron que ésta señalaba el lugar en el que Pompeyo había sido enterrado, y fue allí donde este monumento de admirable porte recibió el nombre con que actualmente se lo conoce.
Existe entre los egipcios una leyenda según la cual esta columna era en realidad una de las 400 que constituían el pórtico de la biblioteca de Alejandría. Otra de las hipótesis acerca de su origen la ubica como parte del templo de Serapeo, demolido en el siglo IV d.C. como parte del movimiento que procuró erradicar el paganismo.
Sin embargo, en la base de la columna hay una inscripción que deja sin efectos las conjeturas anteriores. Allí se lee “se erigió este monumento para el emperador justo, dios de Alejandría, Diocleciano y al invencible póstumo gobernador de Egipto”. Investigadores aseguran que fue erigida en honor de Diocleciano para celebrar su victoria en 296 sobre el general Aquiles, que se había autoproclamado emperador de Egipto un año antes.